domingo, 13 de junio de 2010

Afirmación de la Identidad Propia y Racismo Implicito

Marife Agüero

Estamos de acuerdo, precisamente hay unos derechos universales que deben respetarse en cualquier país y cuando hablo de aceptar la diversidad parto de la base de existen unos valores de carácter moral que se han ido consiguiendo a lo largo de los siglos y que no se pueden perder para volver a situaciones que en una sociedad están superadas. Una persona expatriada debe mantener sus costumbres en todo aquello que no suponga contravenir, no solo las costumbres del país de acogida, sino los derechos humanos: es decir, que obligar a una mujer a caminar detrás del marido o impedirla salir a la calle sin el burka no es permisible no por el hecho en sí mismo sino por la vulneración de esos derechos de la mujer que supone.

Entiendo perfectamente lo que dices porque igual que tú estás viviendo en otro país, mi marido ha pasado también largas temporadas en otros. Y cada vez volvía a España más español. Curiosa transformación en alguien que anteriormente no tenía ningún sentimiento patriótico (y le conozco desde hace 40 años, cuando le empezaba a salir la barba). De igual forma, se sumergía hasta tal punto en la cultura del país en el que trabajaba que las fotografías muestran una curiosa metamorfosis (y no me refiero a disfrazarse).

A mi lo que me preocupa en España (porque es lo que conozco como para dar una opinión) es el prejuicio latente que existe y que en muchos casos aparece en gente que no te esperas. Un ejemplo: desde hace unos años trabajo en un edificio histórico que recibe visitas del público. Los aseos que tengo más cerca de mi despacho son los que tienen acceso público, y como soy bastante vaga son los que utilizo habitualmente. A los pocos días de empezar a trabajar allí, coincidí con una compañera en la puerta de los aseos, justo en el momento en que salía de los de caballeros un hombre negro que debía ser algún visitante. En ese momento esa compañera se dio la vuelta y le pregunté si la pasaba algo y me contestó que no, pero que los negros la daban asco. Mi sorpresa fue mayúscula, porque esta chica es una buenísima compañera, como he podido comprobar a lo largo de estos años aunque yo entonces la puse "en cuarentena" y he tenido que hacer un proceso de "amigabilidad" hacia ella.

Ese prejuicio es el que me asusta y al que yo, malamente explicado por mi parte, me refiero como nocivo y elemento a erradir. Mi lucha es contra eso, de igual manera que no acepto ni puedo estar de acuerdo con costumbres que vayan contra lo que nuestra sociedad actualmente ha conseguido.

Un saludo. Marifé

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